La Odisea


Familia, hogar y riquezas dejé atrás
y a la gran batalla me aventuré.
En Troya una guerra surgió,
la produjo una historia de amor.
Allí junto a héroes luché,
hijos de Dioses: Héctor y Aquiles,
nuestra ciudad perdída parecía
cuando en mí una idea surgió:
mandé construir con madera un caballo
y dentro de él metímonos soldados,
y al anochecer nuestra nación se hizo mayor.

Mas no hice sacrificio a ningún Dios:
"Ésta guerra la ha ganado un hombre,
ese hombre soy yo".

"Por tu falta de honradez
en el camino te has de perder;
derivarás en la mar
y núnca volverás a tu hogar".

No me arrepentí y a la mar me aventuré,
junto a mis hombres a la ísla de un gigante llegué.
En una cueva nos acomodamos,
comida y bebida allí encontramos
pero llegó él: gigante de un solo ojo, un cíclope!
"Polifemo, por favor, no nos causes dolor.
Mira ésto, te traemos una poción"

Borracho lo dejamos con gran cantidad de alcohól
y mientras él dormía álguien con una estaca su ojo cegó.
Pero una voz en el eco surgió:

"Por tu falta de honradez
en el camino te has de perder;
derivarás en la mar
y núnca volverás a tu hogar".

Tras aventuras a otra ísla llegué:
era de una bruja, por nombre Circe.
"Pasa aquí una noche y disfruta de nuestra hospitalidad,
ven con nosotras y no te arrepentirás".
Yo la creí y con ella aventuré
pero lo que allí fue una noche, fueron diez años fuera del lugar aquel.

Mientras, en mi hogar todo iva mal:
mi mujer a otro hombre debía buscar
para en el futuro con él poderse casar.
Mi joven hijo no lo aceptó
y a aquellos hombres se enfrentó:
"Mi padre no está muerto, os lo demostraré yo."

El Dios del viento, Eolo, me quiso ayudar:
en un saco metió el viento malo
lo cual ayudaría a no desviarme en la trayectoria del mar.
Mis hombres creyeron que en el saco habían joyas, nada más,
cuando me dormí lo abrieron y el viento enfureció al mar.

"Por tu falta de honradez
en el camino te has de perder;
derivarás en la mar
y núnca volverás a tu hogar".

"Palabras tan ciertas nunca podré escuchar"
Comencé a arrepentirme y a preguntar:
"Dioses de Grecia, ¿Me podéis ayudar?
Mis hombres están cayendo y yo ya no quiero continuar".
Fui al Tártaro a un hombre buscar,
pues él era el único que me podría ayudar.
"En un viaje peligroso te debes adentrar
y cuando éste termines estarás en tu hogar."

En éste viaje muchos de mis hombres cayeron,
quedábamos muy pocos y yo sentía miedo.
"Dioses de Grecia, sed misericordiosos,
el hombre no es nada sin vosotros"
"Eso queríamos oir, ahora tu viaje podrá tener fin."

Llegué a mi hogar tras muchas penurias,
Atenea de anciano me disfrazó y ví la situación de mi reino.
Nunca antes lo ví tan destrozado,
sentí rabia: todos ellos de mí se han olvidado.
Cuando por fín vieron mi forma real
todos ellos me quisieron matar,
mas no se acordaban de que yo no tenía rival.
A todos ellos me tuve que enfrentar
y por fin recuperé mi familia y mi hogar.

Mi nombre es Ulises y éste ha sido mi viaje, mi odisea.
espero que con mi historia halláis aprendido una gran lección:
"El hombre no es nada sin la ayuda de ningún Dios".